La Historia de Amie
En junio del 2017 me hice un regalo de cumpleaños… un súper viaje a Europa de casi 40 días. Un recorrido hermoso, inolvidable y de full aventura. No imaginé que, en ese viaje, conectaría de algún modo con lo que hoy se ha convertido en el gran amor de mi vida.
El segundo país que visité fue Holanda, al llegar con una amiga decidimos entrar a conocer el Museo de Van Gogh, una pinacoteca ubicada en Ámsterdam, que exhibe la colección de obras más emblemáticas del pintor, además de una gran cantidad de productos temáticos relacionados a sus pinturas (pañuelos, bolsos, menaje, etc).
En un rincón del museo, dentro de un exhibidor, encontré unas conejitas tejidas a crochet y fue como si todo lo demás hubiese desaparecido… quedé flechada de inmediato. Fue una de las cosas más bellas hechas a mano que vi en mi vida. Toda mi atención se centró en la coneja y en ver cómo fue posible diseñar algo así.
Quise comprarla, pero como en algunos países se valora mucho el arte hecho a mano, fui consciente de que tenía 4 países y muchas ciudades más por visitar, así que, sólo opté por tomarle una foto. Me quedé por un momento con la inquietud de no haber comprado la conejita.
Terminó el largo viaje, pasó el tiempo y después de varios meses, por esas casualidades del destino, un día esperando en un banco, una persona me contó de la nada, que había comprado unos muñecos tejidos a crochet.
Cuando me mostró la imagen, observé que habían empleado exactamente la misma técnica de las conejas de las que me enamoré en Ámsterdam.
De inmediato empecé a investigar sobre ese asombroso arte llamado Amigurumi, hice una especialización, llevé cursos y talleres pues si bien es cierto, aprendí con mi madre y abuela a tejer (casi antes de aprender a leer), esto era absolutamente otro mundo.
Empezó como un hobby, porque me interesaba además de la conejita, tener otros muñecos tejidos a crochet como adorno en casa. Pero al colocarle los ojos a mi primer muñequito quedé fascinada, supe entonces que era eso lo que quería hacer por el resto de mi vida.
Yendo totalmente en contra de mi naturaleza que es, por lo general, ser excesivamente prudente, decidí apostar e iniciar este lindo y novedoso proyecto que, aunque implicó cierto riesgo, sin duda nada me ha llenado tanto de satisfacción…
Desde seleccionar los materiales y colores, el olor y sonido seco del hilo al tejerse, el proceso de creación y finalmente, ver el rostro de alegría de la persona que lo recibe. Es este maravilloso arte, en definitiva, lo que tanto me apasiona y hace feliz.
Bienvenidos, espero lo disfruten tanto como yo.
Adriana V.